sábado, 17 de abril de 2010

Una primavera para Doménico Guarini

"Una primavera para Doménico Guarini"
Carme Riera



Inicio



Alimaña grotesca, mariposa-reptil, precipitada hacia las tinieblas, magnetizada por las sombras, oráculo de la oscuridad, celadora de ruinas crepusculares, esqueletos de tarde, cajas huecas de insomnio.

Crótalo dislocado, metálico gusano que de vuelta al vientre materno desliza la enorme cabeza, su ceño ciclópeo, en el más tenebroso de los úteros y avanza entre el vértigo de perfiles ojerosos, de paredes apuñaladas en la penumbra, mientras convoca y despide -no campana, sirena- el duelo.


Nudo


El tiempo parecía estancado. Guarini no llevaba reloj, acaso porque el latido de la delicada maquinaria le hacía tanto daño como escuchar sus propias palpitaciones en las noches de insomnio. Por otro lado, le traía sin cuidado que el tiempo pasase o dejara de pasar, ya que sólo adquiría valor cuando estuviera con ella.


Desenlace


Manos enguantadas en la transparencia de un tacto suave te palpan las ingles. Una hojita de afeitar, manejada con precaución, descubre el escondrijo del sexo. Con gesto mecánico, te atan las piernas con correas de piel, a horcajadas, como si fueran a torturarte en el potro. Después, un olor a manzanas podridas y una mascarilla sobre la boca. Los grifos gotean... Sientes cómo las horas crujen en tu vientre, se resquebraja la tarde en el refugio de tu sexo. "Siempre se tarda más la primera vez." La acometida es frenética, querrías oír el llanto pero sólo te llega un grito, tu propio grito aplastado contra los ladrillos de las paredes, contra el suelo y el techo...

El tren ha salido del túnel.


(Editorial Espasa Calpe S. A., 1999)

No hay comentarios:

Publicar un comentario